La incidencia de una enfermedad renal crónica que necesita terapia de sustitución de la función de los riñones, ya sea a través de diálisis y/o trasplante, se ha incrementado en las últimas décadas, esto debido a que gran parte de la población vive más años y comúnmente pacientes de edad avanzada presentan esta condición.

Otro de los factores a lo que podemos atribuirlo es al incremento de aquellas enfermedades que en la actualidad desencadenan insuficiencia renal.

Las personas con más alto riesgo de padecer enfermedades de los riñones son aquellas que tienen:

  • Diabetes mellitus tipo II,
  • Hipertensión,
  • Obesidad,
  • Más de 60 años de edad.

Así como aquellos que con anterioridad han sufrido esta patología y estuvieron bajo tratamiento de diálisis y/o trasplante.

Un dato sumamente importante a destacar es que estas enfermedades cuando afectan los riñones en sus etapas iniciales no producen síntomas y el daño suele pasar desapercibido, por lo que los pacientes no son atendidos por un nefrólogo hasta que tienen síntomas atribuibles a un estado tardío de pérdida de función renal.

Como dato agregado, los especialistas comentan que al menos la mitad de las personas mayores de 70 años tiene enfermedad renal silenciosa, por lo que recomiendan someterse de manera rutinaria, por lo menos una vez al año a un chequeo médico completo.

¿Qué debe hacer si se encuentra en los grupos de alto riesgo?
Acudir al médico para que le sea indicado un examen de sangre que refleje los niveles de creatinina y urea, y así obtener un panorama inicial de la función renal.

Otro de los estudios de laboratorio que indica de manera precoz la existencia de un daño renal es la detección de microalbuminuria -búsqueda de proteínas en la orina-.

De forma adicional puede practicarse también un ultrasonido renal y de vías urinarias, siendo un procedimiento no invasivo y de bajo costo que proporciona gran información complementaria para un diagnóstico acertado.